Trauma Colegial: Labores

Estuve en un colegio de monjas en el que aparte de dejarnos la cabeza como bombo nos enseñaban a ser estupendas dueñas de casa, y eso incluía aprender a tejer y bordar.
Irónicamente eran los ramos en que peor me iba, y en religión me iba increíble.
Hace poco mi papa me preguntaba: qué paso en el camino....

Creo que algo quedó, porque después de estudiar Arte en la universidad empecé a bordar, tejer y coser muy desde el instinto, aplicando lo aprendido pero llevándolo a otro lenguaje.
Me bordaba chaquetas con flores, tejía grannys a crochet, me hacía algo de ropa.

Y fue luego de un tiempo de dedicarme a trabajos que no me gustaban que empecé, ya que a mucha gente le gustaba lo que hacia, a formar grupos de alumnas de bordado y crochet.
Y desde entonces ha sido pura felicidad.

Cuando se juntan mujeres (y hombres siiiii) a realizar estos oficios se produce un ambiente super mágico. Te empiezas a dar cuenta de que puedes renovar cosas antiguas, crear nuevas, y tener una actividad que te acompaña a todas partes, aprovechas tiempos muertos y te llenas de ideas. Reconectas de verdad con otras personas, no desde lo virtual...
Osea.... Puros beneficios!!!!
Me preguntaba hace poco por qué durante algún tiempo estas actividades se estigmatizaron por falta de creatividad... Y mucha gente les agarró fobia...
Pero hoy no!!! Mientras más gente se una a esta revolución mejor!!!!
Viva la vuelta A lo manual!!!!!

Y tu.... Traumada o amas estos oficios?

Carolina García Costabal
Licenciada en Artes Plásticas
Bordadora, tejedora y ceramista en proceso.